Posteado por: periodistarural | 11 octubre 2011

Cambios poblacionales en Ecuador

Por Manuel Chiriboga
Investigador de Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural
Secretario Técnico del Grupo Diálogo Rural (GDR) Ecuador

El INEC ha hecho algo muy significativo, en muy corto tiempo ha publicado los resultados del último censo y ellos están disponibles en su página web; debe ser felicitado por este gran esfuerzo. La información censal permite conocernos mejor como sociedad y es base fundamental para mejorar la acción pública; es también reflejo de los cambios que como sociedad hemos tenido. Hay muchos temas que comentar sobre la información censal, pero hoy quisiera destacar uno: la distribución urbana y rural de la población, utilizando para ello cuatro tipos de asentamiento poblacional: las grandes ciudades de Guayaquil y Quito y sus zonas courbanizadas (incluyendo zonas urbanas y rurales íntimamente vinculadas a ellas como Durán, Samborondón, Sangolquí, Calderón y el valle de Tumbaco), las ciudades intermedias entre 50 mil y 500 mil habitantes, los centros urbanos menores a cincuenta mil y la zona rural propiamente dicha.

Si consideramos el peso de Guayaquil y Quito encontramos que en ellas reside en forma permanente alrededor del 33,1% de la población, un pequeño incremento respecto al 2001, cuando en ellas vivía el 32,9% de la población ecuatoriana. Estas ciudades crecieron pero tal vez la novedad más importante es que no lo hicieron tanto, como se preveía el año 2001. Si bien Guayaquil es siempre la ciudad más grande del país, Quito durante este periodo creció algo más, seguramente como efecto del mayor impacto que tuvo la crisis de fines de los noventa sobre la ciudad puerto.

Un grupo sorprendente es el de las 19 ciudades intermedias, muchas de ellas capitales provinciales, pero algunas no; se trata del segmento más dinámico de asentamiento urbano en el país. En conjunto hoy en día viven en ellas el 19,2% de la población ecuatoriana, cuando para el censo anterior vivía el 17%. Son ciudades que han crecido de manera importante como Esmeraldas, Daule, Quevedo, Santo Domingo de los Tsáchilas, Loja o Latacunga; pero también ciudades pujantes como Cuenca, Manta y Portoviejo, Machala, Ambato o Ibarra, para citar algunas de ellas. Un análisis de la información del censo económico seguramente revele la creciente actividad productiva y de servicios que en ellas se realiza.

Las ciudades de menos de 50.000 habitantes mantienen su peso: en ellas viven el 14,2%, el mismo porcentaje que diez años antes. Se trata de un grupo heterogéneo de pequeñas ciudades: entre ellas hay centros muy dinámicos como Lago Agrio, Orellana, Morona, Montecristi, El Carmen u Otavalo, pero también varias ciudades relativamente estancadas y algunas imaginarias, simple extensión de las zonas rurales circundantes. Tal vez, lo que más llama la atención es la paulatina consolidación de una malla urbana en las provincias amazónicas, casi ausente en las décadas anteriores.

Finalmente las zonas rurales donde uno de cada tres ecuatorianos reside, el 33,6%, una proporción menor que el 35,9% que vivían a inicios de la década pasada. Ecuador avanza cada vez más a convertirse en un país urbano, pero me da la impresión que lo hace a un ritmo menor que otros países del continente.

Quisiera proponer una hipótesis sobre por qué hay distribución más equilibrada de la población entre grandes ciudades metropolitanas y ciudades intermedias. Me parece que la descentralización iniciada en 1997 es la clave para entenderlo. Al disponer los municipios y las provincias de mayores recursos y nuevas competencias impulsaron mejor los dinamismos territoriales y un desarrollo más equilibrado, que cuando ellos estaban centralizados.

Artículo de opinión fue publicado en el diario El Universo de Ecuador


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